Ya hemos dicho antes que la mejor forma de evitar las catastróficas consecuencias de los incendios es prevenirlos, y para ello deben adoptarse medidas tendentes a evitar las causas que acabamos de citar, y que pueden resumirse así:
			    1.  Mantener un buen estado de orden y limpieza, evitando la acumulación
			    de  basuras, que deberán ser evacuadas al menos diariamente.
			    
Se  deberán disponer contenedores metálicos con tapa para depositar los trapos y  cotones empapados de grasa, aceite, disolventes, etc.
			    
2.  Mantener las sustancias inflamables correctamente almacenadas en lugares  separados del resto del taller, en recipientes de seguridad.
			    
3.  Prohibición de fumar en aquellos lugares donde se almacenen o utilicen  sustancias inflamables.
			    
4. Llevar  a cabo un correcto mantenimiento y conservación de las instalaciones (sobre  todo de las eléctricas), equipos, máquinas y edificios.
			    
5. Formar  adecuadamente a todo el personal en el conocimiento de las causas de incendio,  de las medidas preventivas y de lastécnicas de extinción.
			    Los  comienzos de un incendio suelen ser pequeños focos de llamas que se pueden  apagar fácilmente en los primeros instantes. Al cabo de unos minutos este pequeño  fuego puede haberse convertido en un incendio de grandes proporciones.
			    
Es  preciso, pues, disponer de los medios de extinción adecuados para cada caso  (extintores portátiles o medios de extinción fijos), y formar al personal en el  manejo de tales medios para que puedan intervenir en los primeros instante. Los  accesos a los medios de extinción y las salidas de emergencia deben mantenerse  siempre libres de obstáculos.
			    Es  importante resaltar que no sirve cualquier agente extintor para cualquier clase  de fuego. La clase de fuego es función del tipo de material que arde, y cada  clase de fuego requiere un agente extintor específico. 
			    
		      En  algunas industrias es preciso adoptar precauciones no sólo contra el riesgo de  incendio, sino también contra el riesgo de explosiones, que pueden ser muy  violentas y destructivas. Las explosiones pueden ser causadas por explosivos  propiamente dichos, como la dinamita, o por la concentración en el aire de  ciertos vapores, gases y polvos.
		      Entre los  vapores y gases que pueden causar explosiones al mezclarse con el aire se  cuentan el acetileno, el monóxido de carbono, el éter, el sulfuro de hidrógeno  y el metanol. No todas las mezclas de estos gases y vapores con el aire son  explosivas; la mezcla debe tener una proporción determinada de ambos  ingredientes.
		      
Por  ejemplo, todo ambiente que contenga entre el 2,5% y el 80% de acetileno es  explosivo. A la menor proporción de la mezcla aire-combustible que puede  inflamarse se le llama límite inferior de inflamabilidad.
		      Las mezclas  de vapor de gasolina y aire han causado muchas y graves explosiones.
		      
También  los polvos pueden producir explosiones. Tal peligro existe en las industrias  que fabrican o manipulan polvos combustibles (por ejemplo, harinas). También  existe riesgo de explosión en los lugares donde se tratan o transforman  materias sólidas combustibles cuyos procesos van acompañados de emisión de  polvo.
		      
Veamos  algunos ejemplos de operaciones industriales en las que pueden producirse  incendios o explosiones debidos a materiales pulvígenos:
		      
– Moler y  secar carbón.
		      
– Cargar  los silos de polvo de carbón.
		      
–  Succionar y transportar polvo de madera en las instalaciones de filtrado y  separación.
		      
– Moler,  mezclar y transportar mecánicamente productos orgánicos como cereales, forraje,  azúcar, plásticos, colorantes, productos farmacéuticos, etc.
		      
–  Rectificar metales ligeros y sus aleaciones.
		      
–  Fabricación y manipulación de polvos metálicos.
		      
Una  explosión de polvo puede producirse si se dan las siguientes condiciones  simultáneamente en un mismo lugar:
		      
•  Existencia de una sustancia sólida combustible finamente dividida, dispersa en  el aire bajo la forma de nube de polvo en una relación de concentración bien  definida.
		      
•  Presencia de una cantidad de oxígeno suficiente para asegurar la combustión.
		      
•  Presencia de una fuente de ignición. 
		      
Cuando  una capa de polvo entra en ignición se produce un incendio. Cuando lo que entra  en ignición es una nube de polvo, puede producirse una explosión que, al  contrario que en el incendio, va acompañada de aumento de presión (generalmente  muy rápido) y de una brutal liberación de calor. Esta reacción excepcionalmente  violenta caracteriza los peligros inherentes a una explosión de polvo.
		      La mejor  defensa contra las mezclas explosivas de aire y gas, y de aire y vapores  inflamables, es impedir que se formen. Si ello no es posible, hay que tratar de  diluirlas por debajo de los límites de explosividad mediante una ventilación  general, o extraerlas, allí mismo donde se producen, mediante un sistema de  extracción localizada.
		      
La mejor defensa contra mezclas explosivas de polvo es evitar su acumulación mediante un buen programa de orden y limpieza.