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Riesgos específicos y medidas preventivas en el Sector Metal

Riesgos originados por la maquinaria

La utilización de maquinaria en los distintos sectores industriales produce un gran número de lesiones graves, con frecuencia incapacitantes.

Según la OIT, uno de cada cinco accidentes, por término medio, está originado por máquinas, motores y mecanismos de accionamiento.

Es cierto que se ha avanzado mucho en las técnicas de protección de la maquinaria y que hoy en día las máquinas son bastante seguras.
Pero aún así, se producen demasiados accidentes que son debidos a que aún se emplean máquinas mal protegidas, a que no existen o no se, siguen las instrucciones de trabajo seguro y a que se producen conductas inseguras por parte del personal que las maneja.

Los principales riesgos que presentan las máquinas en general son los siguientes:

  • Riesgos de lesión debidos a proyecciones de fragmentos de los materiales que se trabajan.
  • Riesgo de corte, atrapamiento, amputación, pellizco, etc., en los puntos de operación, corte, prensado, embutición, taladrado, etc., en tornos, taladros, esmeriladoras, fresadoras, prensas, sierras, cepillos, etc.
  • Riesgos de atrapamiento por las transmisiones, ejes, volantes, correas, poleas, acoplamientos, engranajes, cabezales y otros elementos de máquinas en movimiento.

Todas estas partes deben ir protegidas con carcasas o cubiertas que hagan imposible el contacto con los elementos en movimiento.

Trabajando con máquinas, el orden y la limpieza del puesto de trabajo (virutas, charcos, trozos de piezas) adquiere especial importancia, ya que un operario podría resbalar, tropezar y caer contra partes de la máquina en movimiento, con las consecuencias que es fácil imaginar.

La ropa de trabajo debe ser ajustada, sin desgarrones ni partes colgantes que puedan ser atrapadas por elementos de las máquinas en movimiento. El uso de bufandas, cadenas, relojes, anillos, pulseras, puede ocasionar accidentes graves por atrapamiento. El mismo riesgo presentan las melenas sueltas y las barbas largas, que deben ir recogidas con una gorro o una redecilla.

Como norma general, los operadores de máquinas deben protegerse con gafas o pantallas de seguridad y calzado de protección. No es conveniente usar guantes cuando el operario ha de manipular en máquinas con herramientas o elementos en movimiento (tornos, taladros, fresadoras), dado que el guante aumenta el riesgo de atrapamiento y arrastre de la mano.
Siempre que sea posible, el punto de operación de la máquina deberá estar protegido mediante pantallas físicas o fotoeléctricas que impidan el acceso a la herramienta mientras dura el proceso.

Además, se debe instalar un dispositivo o pulsador de parada de emergencia, que debe estar al alcance inmediato del operario.

 

Las herramientas

Herramientas manuales

En plena era de la automatización, la herramienta manual sigue siendo elemento imprescindible para determinada clase de trabajos.
Aún existen infinidad de tareas u operaciones industriales que sólo pueden realizarse manualmente.

La experiencia demuestra que a este tipo de herramientas no se les presta siempre la debida atención. Su uso es tan frecuente en las industrias y talleres y son aparentemente tan inofensivas, que es precisamente ahí donde radica su peligrosidad.

Todo el mundo cree saber cómo se utiliza un martillo, un destornillador, una lima, una llave fija o un cincel. Sin embargo, algo se pasa por alto, porque los accidentes e incapacidades producidos por este herramental son todavía demasiado numerosos: en nuestro país, un 7% del total de accidentes y un 4% de los graves, aproximadamente, tienen como origen una herramienta manual.

Muchas son las causas que conducen a estos accidentes, pero podríamos citar como más importantes: la inapropiada calidad de las herramientas, la inadecuación de las mismas para el trabajo que se realiza, la utilización descuidada o inexperta por parte del operario, el mal estado de las herramientas por falta de mantenimiento y el incorrecto almacenamiento y transporte.

No es difícil evitar los accidentes ocasionados por las herramientas manuales si se tienen en cuenta ciertas normas:

  • Usar las herramientas adecuadas en cada trabajo: no deben usarse, por ejemplo, las limas como palancas, los destornilladores como cinceles, los alicates como martillos, etc. Trabajando con tensión eléctrica, se usarán útiles con mango aislante. En ambientes con riesgo de explosión, se utilizarán herramientas que no produzcan chispas.
  • Conservar la herramienta en buenas condiciones: se deben utilizar útiles de buena calidad, conservarlos limpios, cuidar de que tengan la dureza apropiada, cuidar de que los mangos o asas estén bien fijos y bien estudiados.

Verificar periódicamente su estado y repararlas o reemplazarlas si es preciso.

  • Manejarlas en la forma debida: proteger los filos o puntas de las herramientas. No meter las herramientas en los bolsillos. No llevarlas en las manos cuando se suben escaleras, postes o similares; se deben llevar en carteras fijadas en la cintura o en bandolera.
  • Guardar las herramientas ordenadas y limpias en lugar seguro: no se deben dejar detrás o encima de órganos de máquinas en movimiento. Proteger la punta y el filo de los útiles cuando no se utilicen. El desorden hace difícil la reparación de los útiles y conduce a que se usen inapropiadamente.

 

Herramientas de accionamiento eléctrico

Las herramientas eléctricas portátiles, tales como taladros, muelas, sierras, martillos picadores, lámparas, etc., han llegado a ser auxiliares indispensables en la industria.
Aunque el manejo de las máquinas portátiles parece no entrañar peligro, la experiencia demuestra lo contrario, ya que este tipo de herramientas son con frecuencia causa de accidentes e incluso de incendios.

Las herramientas se conectarán a un cuadro eléctrico montado por un instalador cualificado, que comprenda como mínimo un interruptor diferencial de corte de alta sensibilidad y dispositivos de protección contra sobreintensidades.

Si se van a utilizar cables alargadores, es preciso asegurarse de que sus enchufes tengan el mismo número de patillas que la herramienta eléctrica que va a conectar.
Las máquinas portátiles eléctricas se bloquean fácilmente cuando el operario empuja fuertemente, produciéndose, como consecuencia, un calentamiento excesivo de sus bobinados por efecto del gran aumento de la intensidad de la corriente.

Esta anomalía en carga es perjudicial, asimismo, para la buena conservación de los útiles de corte, amolado, pulido, taladrado, etc., y se corre el riesgo de que se produzca la rotura del útil, con la consiguiente proyección de fragmentos a gran velocidad.
Es, pues, necesario no utilizar estas máquinas forzándolas al límite de su capacidad.

Caso de que el trabajo se efectúe en una zona muy conductora, se deberá utilizar un transformador de seguridad que reduzca la tensión a 24 voltios, o un transformador de separación de circuitos. Estos transformadores deben colocarse siempre fuera del recinto en cuestión.

Considerando la «lámpara portátil» como una herramienta, se recomiendan las medidas antes dichas, insistiendo en que esté conectada a una tensión de 24 voltios, sobre todo trabajando en lugares húmedos.

Si una herramienta eléctrica ha sufrido un golpe o se ha visto afectada por la humedad o productos químicos, no deberá utilizarse, sino que se llamará al electricista para su revisión.

Las herramientas eléctricas deben ser revisadas por un especialista al menos una vez cada seis meses, aunque no existan anomalías visibles.

 

Manejo y transporte de cargas

Se calcula que un 25% de los accidentes de trabajo son debidos al manejo inseguro de cargas. El transporte y manejo de cargas puede realizarse manualmente o mediante medios mecánicos.

 

Transporte manual de cargas

En la mayor parte de las industrias, la carga y transporte manual de materiales es una tarea harto frecuente que produce un gran número de lesiones.

Se pueden resumir en cinco las medidas preventivas que es preciso observar para reducir el riesgo de accidentes en este tipo de labores:

  1. Trabajar con un método seguro.
  2. Emplear, siempre que sea posible, medios mecánicos auxiliares, como palancas, gatos, carretillas, etc.
  3. Seleccionar y adiestrar adecuadamente al personal.
  4. Control constante.
  5. Emplear prendas de protección (guantes, botas, casco, etc.).

Levantar

Los operarios no deberán levantar nunca un peso que resulte excesivo para sus condiciones físicas. Cuando esto ocurra, deben pedir ayuda.

La forma correcta de levantar un peso es la siguiente:

  1. El levantador se sitúa en cuclillas, en posición estable, con las piernas ligeramente separadas y los pies enmarcando la carga a levantar.
  2. Hacer presa firme con las manos en la carga. Antes de levantar, la espalda se mantendrá recta, sosteniéndose así la columna vertebral mediante la tensión de los músculos de la espalda y el vientre.
  3. Para el levantamiento propiamente dicho, se realiza en primer lugar una extensión de piernas y después se endereza la parte superior del cuerpo, manteniendo los brazos estirados con la carga pegada al cuerpo.

Transportar.

El trabajo muscular para sostener el cuerpo cargado es tanto menor cuanto más derecho esté el cuerpo. En posición vertical, el hombre puede transportar sin daño, a largas distancias, cargas correctamente colocadas.

Una vez levantada, la carga debe mantenerse pegada al cuerpo con los brazos estirados. La espalda debe estar recta. De esta forma, es el conjunto del cuerpo el que soporta el peso y se evitan lesiones en los dedos de las manos, muñecas, brazos y músculos de los hombros.

La carga debe llevarse de forma que no impida ver lo que se tiene delante. Debe utilizarse calzado de seguridad y guantes de protección para evitar erosiones en las manos.

 

Transporte por medios mecánicos

Siempre que sea posible, las cargas deben levantarse y desplazarse utilizando medios mecánicos que eviten a los operarios el esfuerzo y el riesgo que supone hacerlo manualmente.

Por medios mecánicos entenderemos tanto las grúas, polipastos, trócolas, diferenciales y poleas, como las carretillas elevadoras, las transpaletas y cualquier otra clase de aparato elevador o vehículo industrial.El desprendimiento o desplazamiento de las cargas causado por un amarre o estibado deficiente y la sobrecarga de los aparatos de izar o transportar constituyen, entre otros, riesgos graves que a menudo producen serios accidentes con lesiones a las personas y daños a las instalaciones y equipos.

Las operaciones de izado de cargas son origen de accidentes graves.

Veamos algunas normas de seguridad aplicables al caso que, indirectamente, indican el riesgo que se trata de evitar:

  • No sobrepasar la carga máxima señalada del aparato en cuestión.
  • Amarrar convenientemente las cargas para que no puedan deslizarse o bascular. Cuando se utilicen eslingas para amarrar cargas a las grúas, debe ponerse especial atención al ángulo que forman los ramales. El ángulo que forman entre sí los ramales de una eslinga disminuye la resistencia de ésta. A título de ejemplo, facilitamos unos coeficientes por los que se debe dividir la resistencia de la eslinga, en función del ángulo que forman sus ramales entre sí, cuando está situada en posición de trabajo.
  • La rotura de un elemento de elevación (cuerdas, cadenas, cables, etc.) provoca casi siempre accidentes graves. Por ello es imprescindible utilizar elementos de elevación de buena calidad y realizar una inspección periódica de su estado.
  • No colocar las manos entre las eslingas y la carga.
  • No tirar jamás oblicuamente de una carga.
  • Al iniciar la jornada, deben realizarse pruebas en vacío para comprobar el correcto funcionamiento de los dispositivos de seguridad y elevación (frenos, bocinas, finales de carrera, sistemas de alarma, etc.).
  • Buscar los puntos óptimos de anclaje. No fiarse de los cables que sirven de ataduras de tubos, redondos, etc.
  • No izar ni transportar personas con estos equipos.

Para realizar trabajos de enganche y eslingado de cargas, el operario debe utilizar el siguiente equipo de protección personal:

  • Casco de seguridad que le proteja contra los golpes y las caídas de objetos.
  • Calzado de protección con puntera reforzada.
  • Guantes de cuero contra cortes y pinchazos.
  • Gafas de seguridad, cuando sean necesarias.

Por lo que se refiere a la ropa de trabajo, no deberá llevarse floja, con desgarrones ni partes colgantes o sueltas.

 

Riesgos de incendio y explosión

La mejor forma de evitar fuegos y explosiones en la empresa es prevenirlos. Un buen plan de orden y limpieza, junto con un cuidadoso mantenimiento preventivo, reducen drásticamente las probabilidades de que ocurran estos fenómenos. A pesar de ello, y como medida precautoria adicional, deben adoptarse medidas técnicas para combatirlos en caso de que ocurran, como sistemas de extinción automáticos y/o manuales estratégicamente distribuidos.

 

Incendios

Realmente, los incendios son una amenaza constante para la humanidad, ya que son innumerables las pérdidas ocasionadas por este motivo- Sólo tenemos que recordar las noticias de los últimos días para encontrarnos con algún siniestro ocasionado por el fuego en el que han perdido la vida varias personas.

También cada año son pasto de las llamas numerosas industrias, con enormes pérdidas económicas y humanas.

Muchas de las causas de los incendios suelen ser aparentemente poco importantes: un cigarrillo, un cotón sucio, un cable pelado, etcétera.Algo tan aparentemente poco importante como el orden y la limpieza tienen, sin embargo, una importancia capital en la prevención de incendios. Los trapos empapados de disolvente o de grasa son extremadamente inflamables, por lo que no deben ser tirados en cualquier parte, sino depositados en contenedores metálicos apropiados.

Además de la falta de orden y limpieza, veamos algunas otras causas de incendios en la industria:

Electricidad estática

El rozamiento de los hidrocarburos con las paredes de los tanques y tuberías, el ocasionado entre piezas de mecanismos, el roce de la suela del calzado, las partículas en suspensión en el aire en una atmósfera seca, etc., pueden originar electricidad estática que, al descargarse en presencia de determinadas materias, puede producir un incendio.

Corriente eléctrica

La sobreintensidad y la sobretensión de la corriente eléctrica da lugar al calentamiento de los cables conductores, con peligro de combustión de su envoltura aislante.
Las chispas producidas por conexiones y desconexiones dan con frecuencia lugar a incendios, por la presencia de gases combustibles procedentes de posibles e inadvertidas fugas.

Máquinas

En los motores de combustión interna, el riesgo de incendio puede ser debido a los gases de escape, que salen a temperaturas muy elevadas, y también a fugas del combustible utilizado.
En las máquinas, el riesgo de incendio también proviene de la transmisión del calor por conducción, radiación o convección, a las materias combustibles cercanas.
En las máquinas frigoríficas el peligro de incendio es principalmente consecuencia del de explosión de los refrigerantes.

Fugas de gases

Las fugas de gases dan lugar a mezclas con el oxígeno del aire, que en las proporciones debidas, y al alcanzar, por cualquier causa, la temperatura necesaria, ocasionan incendios y explosiones.

Combustión espontánea

Ciertas materias combustibles, por hallarse finamente divididas o por ser muy porosas, presentan gran superficie de contacto con el aire, lo que facilita su oxidación, con fuerte producción de calor.

Si este calor no es absorbido por el aire, eleva la temperatura de dichas materias y lleva a la masa a su punto de inflamación.
Una gran número de materias obtenidas como desperdicios o como productos manufacturados en procesos industriales pueden originar combustiones espontáneas.
Imprudencias

En este apartado podemos incluir los incendios producidos por cigarrillos y cerillas, por falta de limpieza, etc. De hecho, multitud de incendios han sido provocados por cigarrillos o cerillas que no han sido bien apagados antes de tirarlos, o por fumar en sitios donde estaba prohibido.

La falta de orden y limpieza también puede ser causa de incendio, sobre todo los trapos con grasa, que pueden provocar combustiones espontáneas. Las basuras deben retirarse periódicamente y siempre se deben utilizar contenedores metálicos cerrados.

Conservación de edificios

La conservación de edificios es una parte esencial de la protección contra el fuego. Las tapias y cercas que necesiten reparación y las puertas y ventanas que no ajusten adecuadamente dan lugar a la entrada de niños y otros intrusos.

Las chispas de chimeneas pueden entrar a través de techos averiados. El agua que gotea dentro de un edificio puede dañar también las instalaciones eléctricas y provocar cortocircuitos.

 

La prevención de incendios

Ya hemos dicho antes que la mejor forma de evitar las catastróficas consecuencias de los incendios es prevenirlos, y para ello deben adoptarse medidas tendentes a evitar las causas que acabamos de citar, y que pueden resumirse así:

  1. Mantener un buen estado de orden y limpieza, evitando la acumulación de basuras, que deberán ser evacuadas al menos diariamente. Se deberán disponer contenedores metálicos con tapa para depositar los trapos y cotones empapados de grasa, aceite, disolventes, etc. 
  2. Mantener las sustancias inflamables correctamente almacenadas en lugares separados del resto del taller, en recipientes de seguridad.
  3. Prohibición de fumar en aquellos lugares donde se almacenen o utilicen sustancias inflamables.
  4. Llevar a cabo un correcto mantenimiento y conservación de las instalaciones (sobre todo de las eléctricas), equipos, máquinas y edificios.
  5. Formar adecuadamente a todo el personal en el conocimiento de las causas de incendio, de las medidas preventivas y de lastécnicas de extinción.
    Los comienzos de un incendio suelen ser pequeños focos de llamas que se pueden apagar fácilmente en los primeros instantes. Al cabo de unos minutos este pequeño fuego puede haberse convertido en un incendio de grandes proporciones.

Es preciso, pues, disponer de los medios de extinción adecuados para cada caso (extintores portátiles o medios de extinción fijos), y formar al personal en el manejo de tales medios para que puedan intervenir en los primeros instante. Los accesos a los medios de extinción y las salidas de emergencia deben mantenerse siempre libres de obstáculos.
Es importante resaltar que no sirve cualquier agente extintor para cualquier clase de fuego. La clase de fuego es función del tipo de material que arde, y cada clase de fuego requiere un agente extintor específico.

 

Explosiones

En algunas industrias es preciso adoptar precauciones no sólo contra el riesgo de incendio, sino también contra el riesgo de explosiones, que pueden ser muy violentas y destructivas. Las explosiones pueden ser causadas por explosivos propiamente dichos, como la dinamita, o por la concentración en el aire de ciertos vapores, gases y polvos.
Entre los vapores y gases que pueden causar explosiones al mezclarse con el aire se cuentan el acetileno, el monóxido de carbono, el éter, el sulfuro de hidrógeno y el metanol. No todas las mezclas de estos gases y vapores con el aire son explosivas; la mezcla debe tener una proporción determinada de ambos ingredientes.

Por ejemplo, todo ambiente que contenga entre el 2,5% y el 80% de acetileno es explosivo. A la menor proporción de la mezcla aire-combustible que puede inflamarse se le llama límite inferior de inflamabilidad.
Las mezclas de vapor de gasolina y aire han causado muchas y graves explosiones.

También los polvos pueden producir explosiones. Tal peligro existe en las industrias que fabrican o manipulan polvos combustibles (por ejemplo, harinas). También existe riesgo de explosión en los lugares donde se tratan o transforman materias sólidas combustibles cuyos procesos van acompañados de emisión de polvo.

Veamos algunos ejemplos de operaciones industriales en las que pueden producirse incendios o explosiones debidos a materiales pulvígenos:

  • Moler y secar carbón.
  • Cargar los silos de polvo de carbón.
  • Succionar y transportar polvo de madera en las instalaciones de filtrado y separación.
  • Moler, mezclar y transportar mecánicamente productos orgánicos como cereales, forraje, azúcar, plásticos, colorantes, productos farmacéuticos, etc.
  • Rectificar metales ligeros y sus aleaciones.
  • Fabricación y manipulación de polvos metálicos.

Una explosión de polvo puede producirse si se dan las siguientes condiciones simultáneamente en un mismo lugar:

  • Existencia de una sustancia sólida combustible finamente dividida, dispersa en el aire bajo la forma de nube de polvo en una relación de concentración bien definida.
  • Presencia de una cantidad de oxígeno suficiente para asegurar la combustión.
  • Presencia de una fuente de ignición.

Cuando una capa de polvo entra en ignición se produce un incendio. Cuando lo que entra en ignición es una nube de polvo, puede producirse una explosión que, al contrario que en el incendio, va acompañada de aumento de presión (generalmente muy rápido) y de una brutal liberación de calor. Esta reacción excepcionalmente violenta caracteriza los peligros inherentes a una explosión de polvo.
La mejor defensa contra las mezclas explosivas de aire y gas, y de aire y vapores inflamables, es impedir que se formen. Si ello no es posible, hay que tratar de diluirlas por debajo de los límites de explosividad mediante una ventilación general, o extraerlas, allí mismo donde se producen, mediante un sistema de extracción localizada.

La mejor defensa contra mezclas explosivas de polvo es evitar su acumulación mediante un buen programa de orden y limpieza.

 

Riesgos eléctricos

Efectos de la corriente sobre el organismo
La electricidad es peligrosa; puede decirse que tanto más peligrosa cuanto no es habitualmente perceptible por nuestros sentidos:

  • No tiene olor, solamente el ozono engendrado por el arco eléctrico en el aire es perceptible al olfato.
  • No puede ser detectada por la vista, de manera que un conductor sometido a tensión no puede distinguirse de un conductor fuera de tensión.
  • No se aprecia generalmente al oído, solamente un ruido característico comparable al zumbido de un enjambre de abejas puede ser percibido en las líneas de muy alta tensión.

El fluido eléctrico se manifiesta en diversas formas físicas que pueden ser origen de daño si se encuentra la persona humana en su camino o en sus proximidades.
Los accidentes eléctricos no son relativamente numerosos, pero presentan una elevada gravedad, sobre todo en el caso de que la corriente eléctrica afecte a órganos vitales, como los pulmones o el corazón, con el consiguiente riesgo de electrocución.

En el cuerpo humano se pueden producir, por efecto de la energía eléctrica, las siguientes lesiones:

Tetanización muscular

Con este concepto se expresa la anulación de la capacidad muscular, que impide la separación por sí mismo del punto de contacto.
Con relación a este fenómeno se define el concepto de corriente límite, que corresponde al valor de la intensidad para el que una persona no puede separarse por medios propios del contacto eléctrico.

Paro respiratorio

Es producido cuando la corriente circula de la cabeza a algún miembro atravesando el centro nervioso respiratorio.
La paralización puede prolongarse después del accidente, de aquí la necesidad de una práctica continua de la respiración artificial durante varias horas.

Asfixia

Se presenta cuando la corriente atraviesa el tórax. Impide la contracción de los músculos de los pulmones y, por tanto, la respiración.

Fibrilación ventricular

La ruptura del ritmo cardíaco debida a la circulación de la corriente por el corazón da lugar a la fibrilación ventricular, que se caracteriza por la contracción desordenada de las fibras cardíacas ventriculares, lo que impide al corazón latir sincrónicamente y desarrollar su acción de bombeo de la sangre. Se interrumpe la circulación, que en pocos minutos conduce a lesiones irreversibles del cerebro.
Es suficiente que algunas células cardíacas (son potencialmente marcapasos) queden desfasadas para que el funcionamiento del corazón quede seriamente perturbado como máquina de bombeo.

Quemaduras

Son producidas por la energía liberada al paso de la intensidad (efecto Joule).
La gravedad de la lesión es función, en igualdad de condiciones técnicas, del órgano o parte del cuerpo afectada. Con relación a las fibras nerviosas, los fisiólogos han determinado que no pueden resistir temperaturas mayores de 45º C.
Un calentamiento excesivo de núcleos nerviosos vitales puede dar lugar a parálisis localizada.

Protección contra contactos en las instalaciones y equipos eléctricos Para la protección contra los riesgos de contacto con las masas de las instalaciones que puedan quedar accidentalmente con tensión se adoptarán, en corriente alterna, uno o varios de los dispositivos siguientes:

  • Puesta a tierra de las masas. Las masas deben de estar unidas eléctricamente a una toma de tierra o a un conjunto de tomas de tierra interconectadas que tengan una resistencia apropiada. Las instalaciones, tanto con neutro aislado de tierra como con neutro unido a tierra, deben estar permanentemente controladas por un dispositivo que indique automáticamente la existencia de cualquier defecto de aislamiento, o que separe automáticamente la instalación o la parte de la misma en la que esté el defecto, de la fuente de energía que alimenta.
  • De corte automático o de aviso, sensibles a la corriente de defecto (interruptores diferenciales) o a la tensión de defecto (relés de tierra).
  • Por doble aislamiento de los equipos y máquinas eléctricas. En corriente continua se adoptarán sistemas de protección adecuados para cada caso, similares a los referidos para alterna.
    Inaccesibilidad a las instalaciones eléctricas
  • Todo el recinto de una instalación de alta tensión debe estar protegido desde el suelo por un cierre metálico o de fábrica con una altura mínima de 2,40 m., provisto de señales de advertencia de peligro de alta tensión, para impedir el acceso a las personas ajenas al servicio. 

 

Soldadura eléctrica

  • Las masas de cada aparato de soldadura estarán puestas a tierra, así como uno de los conductores del circuito de utilización de la soldadura.
  • La superficie exterior de los portaelectrodos, y en lo posible sus mandíbulas, estarán aislados.
  • Cuando los trabajos de soldadura se efectúen en locales muy conductores, no se emplearán tensiones superiores a 50 voltios.

El equipo de soldadura deberá estar colocado en el exterior del recinto en que opera el trabajador.

 

Equipos y herramientas eléctricas portátiles

  • La tensión de alimentación en las herramientas eléctricas portátiles de cualquier tipo no podrá exceder de 250 voltios con relación a tierra.
  • Cuando se empleen herramientas portátiles en emplazamientos muy conductores, éstas estarán alimentadas por una tensión no superior a 24 voltios, si no son alimentadas por medio de un transformador de separación de circuitos.

Consignas generales

  • Hay que tener en cuenta que el peligro para la vida humana aumenta al crecer la tensión o voltaje.
  • Para los motores pequeños, alumbrado y servicio general interno de las plantas industriales se recomiendan las instalaciones de 220 voltios.
  • Todos los interruptores, reóstatos, cajas de fusibles, motores, etcétera, situados en una distancia de 2,40 m. de un piso o plataforma de trabajo, deben estar encerrados o protegidos de tal manera que impidan el contacto accidental con las partes vivas, o sea, con carga eléctrica, cualquiera que sea su tensión.
  • Los interruptores se disponen de manera que queden trabados en su posición de abierto, para impedir que alguno de ellos se cierre accidentalmente cuando haya operarios trabajando en las líneas o en el equipo controlado por los interruptores.

 

Condiciones ambientales

Consideramos como condiciones ambientales físicas las que rodean a los productores en su trabajo y que pueden influir más o menos directamente en los accidentes. Entre ellas se encuentran:

  • La temperatura.
  • La iluminación.
  • El color y el contraste.
  • La atmósfera y su ventilación.
  • El ruido (que trataremos en el apartado 2.10.2).

TemperaturaLas temperaturas extremas, tanto altas como bajas, influyen en la producción de accidentes, ya que si hace frío los miembros pierden movilidad y si el calor es excesivo disminuyen las fuerzas físicas.

Los efectos de la exposición intensa al calor se presentan de forma relativamente brusca y dan lugar a consecuencias difíciles de controlar.
El más grave de estos efectos es el conocido como «golpe de calor», en el que se produce un cese brusco en la sudoración a pesar de hallarse el sujeto en condiciones de calor extremo. En tal circunstancia, la temperatura interna del cuerpo aumenta rápidamente y si no se efectúa un tratamiento rápido y adecuado para rebajarla puede sobrevenir la muerte.
Otros trastornos menos graves son el síncope térmico, la deshidratación, los calambres por calor y ciertos trastornos de la piel.

En hornos y calderas se produce el llamado «calambre de los fogoneros», con dolorosos espasmos de los músculos en las extremidades, espalda y abdomen que se deben, en parte, a la pérdida excesiva de agua y sales. Bebiendo agua con un 0,1% de sal o tomando pastillas de sal se pueden evitar estos efectos.
Siempre que se pueda, hay que acondicionar los locales de trabajo para conseguir la temperatura y humedad más adecuados.

 

Iluminación

Es indudable que la iluminación defectuosa es una de las causas de los accidentes.
Cuanta menos luz haya, mayor será el tiempo que los ojos necesiten para «captar la imagen» y, por tanto, mayor será el peligro.

Cuanto más clara sea la visión menor será el número de accidentes y menor también el riesgo de lesionarse. Los operarios pueden tropezar contra objetos que no ven con claridad, no pueden evitar los lugares resbaladizos, juzgan mal las distancias, se pueden caer por las escaleras mal iluminadas, etc.
Además, la buena iluminación contribuye al buen orden y limpieza, ya que existe la tendencia a permitir que la suciedad, las piezas y las herramientas inservibles se acumulen en los lugares oscuros, debajo de máquinas y escaleras, etc. La buena iluminación combate esta tendencia y la pone al descubierto.

 

Color y contraste

El color bien empleado no solamente ayuda a ver mejor sino que es un medio muy importante para la prevención de accidentes.
No basta que haya suficiente iluminación en los puestos de trabajo para ver los objetos con claridad. Éstos deben ser visibles en relación con los demás objetos que les rodean.

Debe obtenerse un contraste por medio de diferentes colores.
Por ejemplo, el pintar de distinto color las partes móviles de las máquinas hace que el trabajador se aparte de ellas de una manera instintiva.
Los colores y su adecuado contraste pueden hacer más agradable un local e indicar, al mismo tiempo, ciertos peligros siempre que se utilice un código de colores conocido. Es el caso, por ejemplo, de la señalización de tuberías (rojo para vapor caliente, verde para el agua fría, amarillo para el gas, azul para el aire comprimido, etc.).

Existen muchos códigos de colores bien estudiados. En general, se usa el siguiente:

Rojo: Para materiales contra incendios.

Verde: Es el color de Seguridad; se emplea para señalizar botiquines, dispensarios, material de primeros auxilios, salidas de emergencia.

Azul: Indica que no debe ponerse en funcionamiento. Vehículos, vagones, máquinas, etc. Obligatoriedad de utilizar los elementos de protección personal indicados.

Naranja: Órganos de máquinas peligrosas y partes ínteriores de las defensas, puertas de armarios eléctricos, etc.

Amaríllo y negro a rayas: Partes, fijas o móviles, peligrosas si se circula junto a ellas.

Blanco: Indica vía libre. Se usa también para los recipientes de desechos y para señalizar pasillos y zonas de trabajo.

 

Atmósfera y ventilación

La falta o escasez de ventilación, sobre todo en aquellos locales donde trabajan muchas personas, hace que el aire se vicie y que, como consecuencia, aumente la fatiga.
A veces, de los procesos productivos se desprenden gases, vapores, partículas sólidas y líquidos (nieblas) que contaminan el aire y pueden producir intoxicaciones más o menos graves.
Si la exposición de los trabajadores a estos contaminantes se produce de forma continua, es muy probable que con el tiempo lleguen a padecer una enfermedad profesional.

 

Clasificación de los contaminantes

Desde el punto de vista de la higiene industrial, contaminantes son todos aquellos agentes que surgen como consecuencia de la actividad laboral y que pueden producir una alteración en la salud del trabajador. De acuerdo con esto, podemos clasificarlos en tres grandes grupos:

  • Agentes contaminantes químicos.
  • Agentes contaminantes físicos.
  • Agentes contaminantes biológicos.

 

Contaminantes químicos

El hombre para vivir necesita respirar una atmósfera «limpia» libre de contaminantes, entendiendo por tales toda alteración en la composición normal de la atmósfera por variación en la proporción de sus componentes iniciales o por la presencia de cuerpos extraños de materia inerte ya sean sólidos, líquidos o gaseosos, extraños a la composición normal, y que son llamados agentes químicos.

Los agentes químicos están divididos en dos grandes grupos según el estado en que se presentan:

  1. Estado gaseoso: Son sustancias que se presentan como gases a la temperatura y presión normales (25º C y 760 mm.); por ejempio, el óxido de carbono, gas del alumbrado, cianhídrido, etc. Los vapores representan la fase gaseosa de una sustancia que es líquida o sólida a la temperatura y presión normal, como, por ejemplo, el benzol, tetracloruro de carbono, amoniaco, etc.
  2. Materias particuladas: Constituidas por partículas sólidas o líquidas dispersas en la atmósfera. Se dividen en:
    Partículas sólidas
  3. Polvos: Partículas sólidas en suspensión en el aire, producidos generalmente por procesos de desintegración. Según su toxicidad se pueden clasificar en:
    1. Polvos tóxicos, que producen envenenamiento. Ejemplos: plomo, arsénico, mercurio, fósforo, etc.
    2. Polvos neumoconióticos, que provocan fibrosis en los pulmones. Ejemplos: sílice, silicatos, asbestos, etc.
    3. Polvos inertes, que pueden causar irritación pero no producen envenenamiento ni fibrosis. Son simplemente polvos molestos. Ejemplos: aluminio puro, yeso, etc.
    4. Polvos irritantes de la piel (sosa, potasa, etc.).
    5. Polvos que producen alergia en ciertas personas (polen, algodón, plumas, pelos, serrín, etc.).

Humos: Son partículas sólidas formadas por condensación. Es el caso, por ejemplo, de los metales en fusión y de los procesos de soldadura.

 

Partículas líquidas

Rocío o aerosoles: Son partículas líquidas producidas por la desintegración de un líquido (pintura pulverizada).
Nieblas: Son partículas líquidas o rocíos visibles en el aire debidas a la condensación de vapor de un líquido en un núcleo gaseoso.

Fichas toxicológicas

Para tener un conocimiento exacto de los agentes químicos, sobre sus características físicas y propiedades químicas, la forma de evaluar su concentración, sus riesgos toxicológicos y la forma de prevenirlos, los primeros auxilios a aplicar en caso de intoxicación, los riesgos de incendio y explosión que presentan, qué agentes extintores deben utilizarse, qué hacer en caso de incendio o derrame, cómo deben almacenarse con seguridad y cómo deben etiquetarse, las fichas toxicológicas resultan indispensables.

 

Contaminantes físicos

Los contaminantes físicos son distintas formas de energía que, generados por fuentes concretas, pueden afectar negativamente a las personas que están sometidos a ellas.
Además de la temperatura, de la que ya hemos hablado, podemos encontrarnos con los siguientes contaminantes físicos en el ambiente de trabajo:

  • Radiaciones.
  • Ruido y vibraciones.

 

Radiaciones

Las radiaciones son ondas electromagnéticas o corpusculares emitidas por determinadas materias. Se dividen en ionizantes y no ionizantes.
Dentro de la clasificación de NO IONIZANTES se encuentran las radiaciones infrarrojas, las ultravioleta, las microondas y las radiofrecuencias.

Radiaciones infrarrojas.

Son ondas térmicas emitidas por un cuerpo a determinada temperatura. No penetran profundamente en la piel, pero su efecto de calentamiento sobre el organismo puede producir serios trastornos. Este tipo de radiaciones se dan con frecuencia en la industria metalúrgica y del vidrio. En estos casos es preciso proteger al trabajador mediante pantallas anticalóricas, ropa de protección de material reflectante en incluso, trajes especiales refrigerados por aire.

Radiaciones ultravioleta.

Casi todo el mundo está familiarizado con los efectos de estas radiaciones, pues son capaces de producir irritaciones graves sobre la piel y los ojos cuando se toma el sol sin protección.
En la industria, el principal foco de este tipo de radiaciones es la soldadura por arco eléctrico. Por este motivo, el soldador y sus ayudantes deben protegerse con un vestuario adecuado que cubra las partes de piel expuestas, especialmente la cara y los ojos.

Radiofrecuencias y microondas.

Se aplican en el campo de las telecomunicaciones y en calefacción y calentamiento por alta frecuencia.
Al incidir sobre medios biológicos, éstos absorben parte de la radiación transformándola en calor.

Estas radiaciones, en el campo de las altas frecuencias tienen un gran poder de penetración en los tejidos biológicos, siendo los órganos más afectados el sistema nervioso central, el circulatorio y las glándulas endocrinas. Asimismo, pueden alterar el ritmo cardíaco y el funcionamiento del aparato digestivo.

El segundo tipo de radiaciones son las IONIZANTES, que se caracterizan porque al incidir sobre la materia tienen la capacidad de robar electrones de los átomos que la constituyen (fenómeno de ionización); se dividen en ondulatorias y corpusculares.

Las radiaciones ionizantes son, por ejemplo, las producidas por el rádium, los rayos X, los reactores o pilas atómicas y los cuerpos reactivos.
Hace algunos años, las radiaciones ionizantes se aplicaban principalmente al uso médico (rayos X). Hoy las radiaciones ionizantes se aplican cada vez más en la industria y se considera que son peligrosas por su capacidad carcinógena.

Sin embargo, si se adoptan las debidas medidas de seguridad, los efectos nocivos de las radiacione son evitables:

  • Instrucción a los trabajadores sobre normas de protección tanto individual como colectiva.
  • Reconocimientos médicos específicos.
  • Aislamiento de las sustancias radiactivas.
  • Control de la exposición y dosis recibidas.
  • Higiene personal esmerada.
  • Prohibición absoluta de fumar, beber o comer en los locales de trabajo.
  • Ventilación por aspiración en los locales de trabajo.

 

Ruido

Podemos definir el ruido como un sonido no deseado, molesto e intempestivo; una sensación sonora desagradable que en determinadas situaciones puede causar alteraciones físicas y psíquicas.
El ruido se produce cuando estamos ante una impresión acústica formada por una o varias frecuencias con una intensidad generalmente elevada.
La frecuencia se expresa en hertzios (Hz) o ciclos por segundo. La persona siente los ruidos tanto más agudos cuanto mayor es su frecuencia.
La intensidad del ruido se mide en decibelios (dB)A y varía desde los 0 (dB)A hasta los 140 (db)A.

Para poder mantener una conversación a una distancia normal (un metro), el nivel de ruido no debe ser superior a 60-70 decibelios (A). Si no se consigue entender lo que dice otra persona hablando normalmente a un metro de distancia, se puede sospechar que el ruido es excesivo.

 

Efectos del ruido

La exposición prolongada a niveles elevados de ruido continuo causa frecuentemente lesiones auditivas progresivas que no se manifiestan hasta pasado cierto tiempo y que pueden llegar a la sordera total.

También los ruidos de impacto o ruidos de corta duración pero de muy alta intensidad (golpes, detonaciones, explosiones, etc.) pueden causar, en un momento, lesiones auditivas graves, como la rotura del tímpano.

La pérdida de audición no es el único efecto del ruido sobre el organismo. puede afectar también al sistema circulatorio (taquicardia, aumento de la presión sanguínea), disminuir la actividad de los órganos digestivos y acelerar el metabolismo y el ritmo respiratorio, provocar trastornos del sueño, aumento de la tensión muscular, irritabilidad, fatiga psíquica, etc.
Todos estos trastornos disminuyen la capacidad de alerta del individuo y pueden ser, en consecuencia, causa de accidentes.
Por si fuera poco, el ruido dificulta la comunicación e impide percibir las señales y avisos de peligro, hecho que puede ser también causa de accidentes.

 

Lucha contra el ruido

Las medidas de control del ruido son muchas y variadas. Veamos algunas:

Actuación sobre el foco emisor del ruido: Consiste en diseñar o adquirir los equipos, máquinas o instalaciones menos ruidosos que sea posible, o en adoptar medidas técnicas sobre los equipos ya existentes tendentes a reducir el ruido que emiten.

Impedir o dificultar la propagación del ruido: Para impedir o dificultar la propagación del ruido pueden adoptarse las siguientes medidas:

  • Aislar (encerrar) los equipos o máquinas ruidosas en recintos apropiados.
  • Instalar pantallas absorbentes alrededor de la máquina.
  • Montar la máquina sobre aisladores de vibración para evitar su propagación a través del suelo.
  • Recubrir paredes, techo y suelo con materiales absorbentes.
  • Concentrar en recintos aislados las operaciones o tareas ruidosas.
  • En cierto tipo de instalaciones será posible aislar, mediante cabinas insonorizadas, a los operarios que las controlan.
  • En ciertos casos puede ser factible rotar a los operadores de la máquina ruidosa para que su tiempo de exposición sea menor.

Protección auditiva personal: El oído es un órgano muy sensible que debemos proteger. Hay que pensar que no se pueden cerrar los oídos igual que se cierran los ojos.
Cuando las medidas técnicas de reducción de ruido resultan insuficientes, es necesario que los trabajadores expuestos utilicen protección auditiva, como tapones o auriculares adecuadamente seleccionados para cada caso y otras medidas materializadas en el Real Decreto 1407/1992, de 20 de noviembre, «por el que se regulan las condiciones para la comercialización y libre circulación intracomunitaria de los equipos de protección individual», así como el Real Decreto 773/1997, de 30 de mayo, sobre «disposiciones mínimas de seguridad y salud relativas a su utilización por los trabajadores de equipos de protección individual».

El Real Decreto 1316/1989, sobre protección de los trabajadores contra el ruido: Este Real Decreto especifica una serie de actividades a desarrollar para reducir el ruido en las empresas y, en función del riesgo soportado por los trabajadores, adoptar una serie de medidas mínimas de prevención.
Particularmente, recomienda tener presentes los ruidos continuos de más de 90 dB (A) como posibles causantes de enfermedad profesional, y los ruidos de impacto de más de 140 dB (A) como causa de accidentes auditivos.

 

Vibraciones

El hombre percibe las vibraciones desde una fracción de tercio hasta 1.000 Hz. La exposición prolongada a elevados niveles de vibración provoca desórdenes psicológicos que pueden dar origen a enfermedades profesionales. También pueden dañar el sistema nervioso y, en algunos casos, las articulaciones.
Los efectos producidos por las vibraciones son, como siempre, debidos a su dosis, es decir, el tipo y cantidad de vibraciones recibidas y el tiempo de exposición.
Generalizando, diremos que cuanto mayor es la frecuencia de la vibración peores son sus consecuencias.
Medidas de protección contra las vibraciones:

  • Modificar el proceso de trabajo, evitando herramientas vibratorias.
  • Diseñar ergonómicamente las herramientas, de forma que su peso, forma y dimensiones se adapten específicamente al trabajo.
  • Realizar un cuidadoso mantenimiento preventivo, vigilancia del estado de las máquinas (giro de ejes, ataque de engranajes, etcétera).
  • Desintonizar las vibraciones (evitando la frecuencia de resonancia) modificando la frecuencia, evitando la resonancia, por modificación de la masa.
  • Atenuar su transmisión al hombre por interposición de materiales aislantes (resortes metálicos, soportes de caucho, corcho), aislamiento por suspensión del asiento del conductor o de la cabina. 

 

Contaminantes biológicos

Cada vez son más frecuentes los problemas laborales relacionados con los agentes biológicos. Como ejemplos por todos conocidos citaremos el SIDA, la Legionella, la tuberculosis, la hepatitis, la brucelosis, la hidatidosis, el tétanos, la rabia, la triquinosis, el carbunco, la toxoplasmosis, la tularemia, la leptospirosis, etc.

Estos agentes suelen ser bacterias, protozoos, microbios, virus, hongos, parásitos, etc.

Los centros de trabajo o actividades donde pueden prosperar dichos agentes y las enfermedades que originan son: clínicas y hospitales, mataderos de ganado, laboratorios clínicos y biológicos, cocinas industriales y, en general, en todas la labores agrícolas y ganaderas.

En todos estos casos es fundamental el uso de trajes que ofrezcan protección adecuada, así como guantes y calzado convenientes, todo ello sin olvidar las condiciones higiénicas generales y la correcta desinfección tanto de los lugares de trabajo propiamente dichos como de los vestuarios, comedores y aseos.
Es muy conveniente, asimismo, establecer un buen programa de vacunaciones cuando proceda, y de primeros auxilios en caso de posible infectación. 

 


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